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Evolución de los grupos

Gráfico nacional de extensión e intensidad de presencia acumulada por grupo criminal

Guía: Este gráfico muestra, en un solo lugar, la intensidad de presencia nacional agregada de cada grupo criminal por trimestre de 2007 a 2015. Cada barra (una por trimestre) está integrada de pequeños rectángulos, uno por cada grupo y estado en el que el grupo estuvo presente, con la altura del rectángulo determinada por el tipo de presencia en el estado (menor, mediana y alta)

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Por lo tanto, la longitud total del color de un grupo indica su presencia territorial a nivel nacional, creciendo o disminuyendo de acuerdo con el número de estados en los que estaba presente y la intensidad de presencia para cada estado. Acerca tu cursor a cada rectángulo para tener más detalles.

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La línea blanca representa la tasa promedio de homicidios nacional para cada trimestre.

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Atención: Los mapas y gráficos presentados aquí están optimizados para computadoras de escritorio y pueden no funcionar adecuadamente en dispositivos móviles. Se los pueden compartir e integrar siempre y cuando sean atribuidos correctamente.

Mensajes clave

Los datos cuentan dos historias, una conocida y popular y otra más compleja. La primera es que, conforme los grupos criminales se fracturaron y volvieron más poderosos en más lugares, la violencia en México incrementó. Es decir, más grupos con más presencia fue seguida de más homicidios a nivel nacional. Esto aparece de manera clara aquí, en particular con la ruptura en 2008 del Cártel de Sinaloa que creó el grupo independiente Beltrán Leyva y la fractura en 2010 del Cártel del Golfo que llevó a la creación de los Zetas. La ruptura de los sinaloenses marcó un incrementó dramático en la violencia mientras que la fractura en Tamaulipas llevó a un momento donde el número de muertes alcanzaron cifras inimaginables. Esta es la narrativa frecuente de la guerra contra las drogas.

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La segunda historia emerge en 2012, cuando los homicidios bajaron o se mantuvieron estables, sin ningún cambio dramático, a pesar de la continua fragmentación e incremento del número de grupos criminales, particularmente después de 2013. El número de grupos se incrementó, pero su huella colectiva, en los estados bajó y con ella los niveles de violencia. Esta historia confronta la narrativa que vincula la fragmentación de los grupos con la producción de la violencia y con la noción de que toda estrategia de seguridad ha sido un fracaso rotundo. En cambio, sugiere un panorama más complejo donde las características específicas de los grupos y las distintas estrategias de seguridad pueden influir en mejores o peores resultados.

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